martes, 24 de noviembre de 2009

Supongo

Supongo que a esta hora alguien, en algún lugar del mundo, sueña, despierto o dormido, pero siempre con una esperanza, aunque sea simple, por ejemplo, que es poeta y de verdad puede volar, aunque

Parece que lo dicho o escrito ya no corresponde a lo que existe, independientemente de que sea abstracto o concreto.
Cualquier cosa comunicada puede interpretarse de acuerdo con varios aspectos: quién lo dice, por cuales medios, en qué momento; a su vez, cada uno de éstos dependería de otros contextos. En el primer factor, la veracidad o dirección de lo dicho dependerá de si lo dice por encargo –si le pagan por decirlo o gana alguna posición al hacerlo–, si forma parte de su ideología y de sus principios, qué gestos expone al decirlo, así como el estado de ánimo por el que está pasando en ese momento. En cuanto al segundo factor, si lo dice en público, como parte de un estudio o como expresión artística. El tercero si es durante una ceremonia, un acto político, o una entrevista.

El lenguaje no es otra cosa que la práctica de la imaginación, o de la intuición cuando es posible convertirla en símbolo.

La imaginación se refiere a la creación humana a partir de los temores o las esperanzas, lo cual se expresa a través de símbolos. El lenguaje nunca dará cuenta por completo de aquello que se experimenta anímicamente, pues no siempre es posible expresarlo.

De ahí, como ocurre en el momento en que escribo esto, sea una tautología querer explicar la cosa con lo mismo que ha sido creada.