lunes, 30 de junio de 2008

La Diana en Lunes

Siempre es difícil estar en movimiento y fotografiar La Diana.

viernes, 27 de junio de 2008

Sin querer, tomé una foto a contraluz, pero la fortuna es que se aprecia la bella silueta de La Diana.

miércoles, 25 de junio de 2008


Por un extraño efecto luminoso del cristal del auto no se distingue La Diana, pero les juro que sí es, puede verse el arco y el brazo que lo sostiene; es una lástima, pues La Diana es bellísima.

martes, 24 de junio de 2008

Hoy, como ayer, está nublado y no se me ocurre nada; además la foto me salió en un plano más extraño que el holandés.

lunes, 23 de junio de 2008


Hoy no se me ocurre nada, pues me deprimen los días nublados.

viernes, 20 de junio de 2008

De cara al sol la Diana deja ver mejor su escultural belleza

Hoy me sorprendí porque, como Damiel, el personaje de Las alas del deseo, en lo único que pensaba era cómo tomar un buen café antes de ir al trabajo y sin perder tiempo en prepararlo; y también porque, mientras esperaba el café, sin pensarlo, estaba silbando Funi cuni funi cula.

jueves, 19 de junio de 2008

Hoy La Diana amaneció más esplendorosa, pero lejana
Cesare Pavese nació el 9 de septiembre de 1908 en San Stefano Belbo –un pequeño pueblo de la provincia de Cuneo, al norte de Italia, que tiene poco más de 4 mil habitantes– y falleció en Turín –una ciudad de casi un millón de pobladores– el 27 de agosto de 1950.
Las fechas son importantes porque tengo la creencia de que en la primera mitad del siglo XX se creó la mayor parte de la ciencia y la cultura germen de las que se conocen en esta centuria, XXI.
El lugar en que nació el poeta y el sitio en que murió también me parecen importantes, ya que fue en Turín donde se suicidó y supongo que ahí sintió más la soledad, a pesar de que estaba rodeado de más gente.
Pues bien, este poeta –de quien apenas conozco unas cuantas líneas–suficientes para no olvidarme de que vivir cansa– tenía vocación de soledad, y no era solamente pose trágica; más bien, claridad del vacío que implica la existencia y la dificultad de los humanos para llenar de manera plena y auténtica ese hueco. Debo aclarar que mi dicho tiene fundamento solamente en El oficio de vivir, diarios de Cesare.


Todo viene a cuento porque recién adquirí uno de los breviarios del Fondo de Cultura Económica, La literatura italiana contemporánea, y aunque todavía no lo leo me parece muy acertado que hayan puesto en la portada el rostro de Pavese. Ya les contaré sobre el contenido.
En comparación con Pavese, sólo puedo decir que el hastío nunca es tanto: apenas el suficiente para recordar la insignificancia de mi vida; solamente un motivo para rebelarse contra el vacío y decir que tal vez la vida no tiene sentido; sin embargo, es interesante vivir con la esperanza de ser, de lograr cuando menos engañar el pesimismo y reírse de la soledad ante la imposibilidad de vencerla, y cuando llegue la muerte estar satisfecho de la existencia.


Hace veinte años, en junio de 1988, inspirado por los poemas de Cesare Pavese, escribí


Algún día estaremos mirándonos sin vernos
y pensando cómo estarán las sábanas
recién planchadas de nuestra cama


Más o menos así iba, ya no recuerdo bien lo escrito.

jueves, 12 de junio de 2008

La Diana, desde la esquina de Río Mississippi y Paseo de la Reforma

miércoles, 11 de junio de 2008

La Diana, vista desde la calle Río Mississippi,
Ciudad de México, 11 de junio de 2008, 10:00 horas.

A pesar de que está medio nublado, el día es esplendoroso, y La Diana, bella como siempre.

miércoles, 4 de junio de 2008

Al contrario del martes 3 de junio de 2008,
hoy miércoles 4 está medio nublado



La tristeza no es azul

La tristeza no es azul; más bien es negra o gris, se cuela por los ojos, la piel, los oídos y el movimiento; por eso hay que estar alerta y ver cada cosa como si fuera por primera vez; a sentir el viento, el calor y todo lo perceptible por la piel; a escuchar todo cuanto hay alrededor, aunque sea el ruido de los motores o los claxonazos de una ciudad como el Distrito Federal.

Este es un comentario un poco extemporáneo, pero ayer me sentí realmente feliz de poder contemplar el paisaje citadino; de manera inusual, el cielo era azul, limpio; el día soleado hacía resaltar su color y el verde de los árboles en diferentes tonos.

Es una maravilla la luz y lo es todavía más la vida.

martes, 3 de junio de 2008

La calzada Ignacio Zaragoza vista
desde el Palacio Legislativo de San Lázaro


Son las 18:22 horas en la ciudad de México y llueve