El que carece de conocimientos y de conciencia no puede tener deseos.
Adán y Eva eran inocentes e ignorantes; por tanto, no podían tener deseos, y la tentación es consecuencia del deseo. De ahí que no podían haber sido tentados; otra posibilidad es que no hayan sido inocentes y por eso cayeron en tentación.
Isidoro de Carisia, quien entró en tales conjeturas porque habitaba cerca de donde se conjetura que estuvo el paraíso, creía que más bien Adán y Eva, debido a su origen divino, ya tenían conciencia y sólo complacieron a Satanás porque le tenían lástima.