Me disgusta la celebración, pues es la evidencia de que no hay nada y es necesario inventarse la vida

Tengo la boca podrida
Más por hambre que por comida
Pues tanto salivar
Me ha carcomido los dientes

Transparencia

El cuerpo es sólo el pretexto para conocer el alma
La estupidez y la maldad no pueden ocultarse por más bella que sea la apariencia

Fuera de toda formalidad

Hoy creo que no es importante hablar de cosas importantes, que también valen las banalidades.

Ah Teísmo

Si en verdad eres ateo, no pongas en duda la existencia de Dios. Es decir, qué te importa si existe o no.

La nada

Si es necesario ser sincero, tengo que decir que actualmente no creo en nada, nada me gusta, nada me disgusta y me disuelvo en la nada

De película

Es la única razón por la que te levantas cada mañana
Es la única razón por la que aguantas al maldito jefe
La sangre, el sudor y las lágrimas son porque quieres que la gente sepa lo bueno, atractivo, generoso, gracioso y listo que eres.
“Tómame o reverénciame, pero por favor considérame especial.”
Compartimos una adicción: somos adictos a la aprobación.
Todos esperamos la palmada en la espalda y el reloj de oro, las felicitaciones.
Mira al muchacho listo con su medalla lustrando su trofeo.
Brilla, diamante loco, porque sólo somos simios envueltos en trajes, rogando por la aprobación de los demás.
Si lo supiéramos, no lo haríamos.Alguien nos lo oculta.

Y si tuvieras una segunda oportunidad preguntarías: ¿Por qué?

Dicho por el narrador, sobre Jake Green.

En la película Revólver, dirigida por Guy Ritchie

Manifiesto Gordurista

Les comunico que una personaja de la novela Donde van a morir los elefantes, de José Donoso, creó un manifiesto en
defensa de la gordura y, por supuesto, estoy de acuerdo con ella, quien
manifiesta lo siguiente:

— ¡Nunca perderé peso! Mi gordura no es basura ni mierda para el estercolero. Mi gordura es mía: la asumo como parte integral de mi ser y de mi vida, no como algo vergonzoso que deba disimular. Es mi opción personal. No pienso vivir entre gente a la que no le puedo exigir que reconozca esta forma mía de marginalidad. Y si alguien se propone quererme –bramó–, va a tener que quererme con todos mis kilos. ¡No quiero ser flaca! Los flacos me producen asco... el mismo asco que los gordos les producimos a ellos. Mi gordura es algo que no estoy dispuesta a sacrificar, porque mi esencia, lo que más valoro en mí, reside en ella. La considero mi bandera de lucha, mi grito de protesta, mi rebelión, mi forma de desobediencia civil. Cualquier otra condición sería, para mí, artificial, una venia obsequiosa al último pataleo del machismo en su crisis terminal.

Dice Ruby

El "rapto de las
sabinas" de Pedro Pablo Rubens